¿Por qué repetimos los mismos errores y conductas?
Seguro que te has preguntado muchas veces cómo es posible que sigamos haciendo cosas que nos general malestar, manías, hábitos, conductas que no nos benefician, pero que continuamos repitiendo una y otra vez. ¿Cómo las aprendemos? Y lo más importante de todo, ¿cómo se mantienen en el tiempo? La respuesta es sencilla, siempre nos reportan algo agradable.
Diferentes modos de aprendizaje de conductas y errores.
Para poder entender que está sucediendo, resulta muy interesante saber cómo aprendemos e interiorizamos ciertas conductas, es decir, cómo aprendimos en un primer lugar a hacerlas. Básicamente utilizamos tres sistemas de aprendizaje de conducta:
- El primero funciona a través del ejemplo y la imitación, lo llamaremos Modelaje. Viendo el comportamiento de los demás, aprendemos qué ocurriría si lo hiciéramos nosotros. Viendo los hábitos de nuestros padres, las actuaciones de nuestros amigos, las interacciones entre personas, viendo la tele, paseando por la calle…; por suerte o por desgracia, nuestro cerebro tiene una capacidad ilimitada de aprendizaje y va complementando sus esquemas con todo aquello que procesa.
- El segundo depende de las consecuencias que suceden a nuestras conductas, lo llamaremos condicionamiento operante. A través de las consecuencias inmediatas que tienen nuestros actos, o las reacciones que tengan los demás frente a nuestras acciones, aprendemos a realizarlas con más o menos frecuencia. De una manera anecdótica la persona realiza un acto concreto y, que se repita o no, dependerá de las consecuencias que le acarree. Así, por ejemplo, si un adolescente encuentra en el primer cigarrillo la aprobación de sus compañeros, probablemente encuentre en ello una fuente de socialización, lo que supone para él una consecuencia placentera. Más adelante hablaremos de las consecuencias en detalle.
- Y por último, el condicionamiento clásico. Una situación, objeto, persona… determinada a la que llamaremos estímulo, nos provoca ciertas consecuencias: puede ser miedo, ternura, hambre, tristeza. En un momento dado este estímulo del que hablamos aparece junto con otro, que no nos producía ninguna respuesta y, a partir de ese momento, cuando éste segundo aparece, nos produce la respuesta del primero. Un ejemplo muy sencillo: una noche de San Valentín Lucia y Javi están teniendo una maravillosa cena, con una comida deliciosa regada con un gran vino, bajo un ambiente encantador…, ambos se encuentran de maravilla. En un momento dado entra un violinista y toca una canción antes desconocida para ellos, el momento resulta mágico. Al cabo de unos días, Javi se encuentra planchando con la radio puesta, algo que no le produce mucho placer pero, de repente, suena la canción del violinista y una sensación agradable, cálida, recorre su cuerpo. ¿Qué ha ocurrido? Javi ha condicionado una canción, un estimulo que no tenia mayores implicaciones, a otro estímulo con unas grandes implicaciones, la maravillosa y cálida cena.
¿Por qué seguimos repitiendo pautas, errores y conductas que nos perjudican?
Tenemos claro el cómo aprendemos a realizar nuestras conductas, pero aun cuando ya las hemos aprendido, ¿qué hace que sigamos repitiéndolas? El motivo por el cual continuamos ejecutando todas y cada una de nuestras conductas son las consecuencias que de ellas se derivan. Aunque hay veces que resulta complicado detectarlas, las conductas se mantienen única y exclusivamente por sus consecuencias.
Cuando realizamos una conducta pueden pasar dos cosas: que tenga consecuencia o que no. En caso de que no tenga consecuencia sencillamente se extinguirá, no volverá a repetirse. ¿Cuanto duraríamos trabajando sin el refuerzo de cobrar? ¿Cuánto tiempo estaríamos contando chistes sin recibir las risas? ¿Cuánto esfuerzo invertiríamos en una casa si no la vamos a disfrutar? ¿Cuánto aguantaríamos llamando a un amigo que no nos coge el teléfono? Y es ahí, en el refuerzo donde nos centraremos.
Nuestras conductas y errores son mantenidas por reforzadores.
Ahora bien, cuando las conductas sí que tiene consecuencias, ¿siempre son iguales? La respuesta es no. Las consecuencias pueden darse de dos tipos: refuerzos o castigos.
Las consecuencias en formato castigo son aquellas que le reportan a la persona displacer, que le desagradan. Podrían ser internas cuando no se ven, pero la persona las siente: tristeza, ira, vergüenza, miedo, ansiedad… O podrían ser externas cuando vienen de ciertas situaciones o personas: una burla, un comentario desagradable, quedarse sin un regalo, sin un viaje, sin un abrazo, el rechazo social,…
Pero las consecuencias que más nos interesan serán las que se presentan en formato refuerzo, ya que son las que harán que nuestras conductas se sigan manteniendo. Para entenderlas mejor tenemos que observar que existen muchos tipos de reforzadores y que dependerá de la importancia que cada persona le otorgue a cada uno de ellos para que la potencia del reforzador sea mayor o menor. A groso modo, los tipos de reforzadores que podemos encontrar son de dos tipos positivos y negativos. Al igual que en el castigo, el refuerzo puede venir de una sensación interna o de un situación o persona concreta, es decir externa.
Los reforzadores negativos, son aquellos que eliminan algo que nos resultaba desagradable, por ejemplo huir de un lugar que nos produce miedo nos generará alivio, fumar un cigarro nos reducirá la ansiedad que supondría no hacerlo, beber alcohol en una situación social que nos estresa puede darnos confianza, etc.
Por otro lado, los refuerzos positivos serian aquellos que nos reportan algo agradable, podrían ser materiales: un coche nuevo, una prenda de ropa, dinero, un regalo, un reloj…; de actividad: ir al cine, salir a cenar, una ducha relajante, un buen libro…; sociales: un abrazo cariñoso, un guiño, una sonrisa, un halago, una charla agradable…
Ahora bien, ¿sabrías detectar cuáles son los reforzadores que hacen que continúes realizado esas conductas que tan poco te gustan? Te animo a que te retes a ti mismo y busques alguna conducta que consideres que no está siendo reforzada, seguro que te sorprenderá.