Emociones básicas y psicología
A lo largo de nuestra vida, vivimos –inevitablemente- influenciados por una serie de emociones que, a pesar de intentarlo incansablemente, no somos capaces de controlar. Aunque muchos somos capaces de reconocer este tipo de emociones, muy pocos las conocen de verdad, por lo que nos vemos arrastrados por bucles emocionales que nos capturan y no nos dejan ver la realidad.
En psicología–aunque depende de cada paciente- trabajamos las emociones básicas para poder ayudar a los pacientes que o bien no pueden hacerles frente; o que se han visto arrollados por ellas, dejándoles secuelas que no son capaces de dominar.
No debemos olvidar que las emociones básicas juegan un papel muy importante a lo largo de nuestra vida. Son, en esencia, los conductos a través de los cuales nos podemos manifestar y expresar. Como ya hemos dicho, muchas personas son capaces de notarlas, de reconocerlas, pero muy pocas las conocen en realidad. Por eso, nosotros queremos ofreceros las funciones y la manifestación de las emociones básicas que se trabajan en psicología.
El amor
Con este tipo de emociones, trabajamos nuestros vínculos afectivos desde que nacemos para poder integrarnos en sociedad. Ya sea a nivel familiar, de amistad o romántico, el amor nos ayuda a establecer nuestro comportamiento frente a una persona o a un grupo. Obviamente –y como cada cosa que pasa en nuestro cuerpo- todo se produce en nuestro cerebro, más allá de que podamos sentir mariposas en el estómago o un reflejo físico de una reacción química en nuestro cerebro.
Esta emoción básica nos produce sentirnos dichosos, contentos aunque las cosas vayan mal y, por supuesto, ansiosos. El incremento de la autoestima es notable, así como las ganas de vivir.
Aunque no lo parezca, estar enamorados tiene múltiples beneficios. El amor hace que aumenten nuestras defensas –haciendo que descienda el riesgo de contraer enfermedades-, disminuye el estrés y la ansiedad, ayuda a evitar problemas de corazón, rejuvenece nuestra piel y nos da vitalidad. Los cambios de este tipo de emociones básicas son puramente físicos y nos hacen sentirnos mucho mejor y resultan buenos hasta para nuestro aspecto.
En esencia, se ve un mayor nivel de:
- endorfinas
- dopamina
- oxitocina
- norepirefrina
- aumento de estrógenos y más melatonina
Menor nivel de:
- cortisol
La ira o la rabia
Aunque socialmente no está bien visto, como seres humanos, debemos manifestar la rabia que llevamos dentro ya que sino, tiende a acumularse. En general, son las mujeres las que más problemas tienen para expresar la ira ya que no es políticamente correcto hacerlo en sociedad. Por eso, en psicología, se tratan mucho más estos temas referente a las emociones básicas. La rabia o la ira no es para nada una emoción que debamos desechar ya que es la que nos ayuda a darnos realmente cuenta de lo que es imprescindible para nosotros y nos ayuda a adaptarnos al entorno. La ira, tiende a acumularse en la tripa o en el pecho, aunque es cierto que muchas veces puede llegar a localizarse en las extremidades.
Al contrario que el amor, la ira suele manifestarse mucho más con la gente a la que queremos y en la cual confiamos. Sin embargo, una forma perfecta de soltarla es haciendo ejercicio físico.
La tristeza
Esta también es una de las emociones básicas que, con el paso de los años, se ha hecho tabú. Parece ser que, lo mejor para vivir en sociedad, es estar siempre feliz. Pero la tristeza es una emoción tan sana como cualquier otra y que, además, nos ayuda a repararnos frente a las pérdidas. Aunque no lo queramos, en nuestro día a día, es un sentimiento necesario para vivir y poder afrontar todo aquello que se nos viene encima con el transcurso del tiempo.
En general, a esta emoción la ubicamos en el pecho o en el corazón, ya que cerca está el diafragma, el cual expresa la tristeza haciéndonos hiperventilar.
Este sentimiento se expresa a través del llanto, aunque a veces se convierte en ira con el paso del tiempo si no se trabaja adecuadamente. Para poder sobrellevarla mejor, los psicólogos recomendamos escribir o realizar alguna forma de expresión artística para poder desahogarnos y que la tristeza no se convierta en rabia.
La alegría
Esta emoción básica nos ayuda a ser mucho más creativos ya que cuando la experimentamos, se realizan las mismas conexiones neuronales que con el amor. En líneas generales, se nos activan todos los canales del cuerpo haciéndonos entrar en un estado de bienestar, el cual ayuda a mejorar nuestra circulación sanguínea y a nuestra actividad cerebral.
Además de sonreír constantemente, la alegría suele concentrarse en el estómago, haciéndonos sentir realmente completos y satisfechos. La mejor forma de expresarla es deshaciéndonos de ese exceso de energía que nos da, ya sea a través del baile o de algún tipo de ejercicio físico.
Este tipo de emociones básicas, está muy aceptado socialmente por lo que, los comportamientos derivados de la alegría, son mucho mejor recibidos en los grupos. De este modo, la alegría se convierte en una emoción que acaba siendo contagiosa.
El miedo
Parece ser que las emociones básicas negativas no están bien vistas y, con el miedo, no iba a ser menos. A pesar de ser la expresión más profunda de nuestro instinto de supervivencia y protección, no es algo que sea agradable expresar en sociedad. Esta emoción tiende a paralizarnos, por mucho que nuestro cuerpo reacción instintivamente al miedo.
Los síntomas más comunes son:
- taquicardias
- sudoración
- palpitaciones
- boca seca
- temblores y un largo etcétera de reacciones negativas para nuestra consciencia.
Sin embargo, el miedo nos ayuda a reconocer que algo no nos gusta, es como el sexto sentido que todos necesitamos. Cuando sentimos una necesidad de huida –en mayor o menor medida- esto quiere decir que hay algo que no nos gusta, que nos provoca miedo y/o rechazo.
No es malo sentir temor hacia ciertas cosas, como todas las emociones negativas, es bueno hacerlo aunque, en una escala del 0 al 10, debemos intentar mantenernos en el 4 o 5.
Lo que siempre se tiene que tener en cuenta es que, reconocer y exteriorizar las emociones es primordial ya que, gracias a ellas, aprendemos a autogestionarnos.
Las emociones básicas son la primera toma de contacto con nosotros mismos: saber de dónde nacen, implica saber cómo manejarlas.