
Explorar emociones, desarrollar modos de canalizar sentimientos, afrontar los miedos desde el humor, aprender a usar los recursos artísticos como fuente de bienestar emocional.
Es indiscutible la necesidad de la creatividad para el desarrollo social y la importancia de ésta para el individuo mismo, como expresión del desarrollo de un conjunto de recursos personales.
La creatividad constituye un importante motivo de satisfacción, de disfrute y de realización personal.
Para aquellas personas a las que les resulta difícil transmitir sus ideas, expresar sentimientos o entablar relaciones, las actividades artísticas, como la pintura, la danza, la música o el teatro, pueden ofrecerle un medio ideal para ello.
Los miedos presentes en cada una de las personas, se esconden en ocasiones en profundos cajones a los que es difícil acceder, y la creatividad, permite de una forma muy natural, llegar a ellos y trabajarlos de un modo positivo.
Permitirnos jugar, como cuando éramos niños, permite un espacio de escucha a lo que hay en nosotros y nosotras.
El arte satisface el impulso creativo presente en cada uno de nosotros; el arte, asimismo ayuda a las personas a desarrollarse mental y emocionalmente; pero no solo eso, sino que es un acto lúdico de la imaginación creadora.